PINCHA PARA LEER POR CAPÍTULOS LA NOVELA DE NIKOLINE NEIRL

5.1.13

Capítulo VI

Probablemente os estéis preguntando sin parar qué hice después. Recapacitemos. ¿Qué puede hacer una chica cuando le dicen que lo han dejado todo por ella, cuando esta chica ya está perdida de por sí? Probablemente, equivocarse, y sí, eso fue lo que hice.
Le cerré la puerta en las narices y me apoyé fuerte contra ella, con los ojos como platos y el corazón queriendo salirme del pecho. Noté como él hacía lo mismo al otro lado. Y entonces me di cuenta. Abrí la puerta, y allí seguía. Intentó hablarme pero le mandé callar. Me acerqué tímidamente, él estrechó la distancia también. Y más. Y más. Alcé la cabeza. Notaba su respiración entrecortada. Pasó sus brazos por mis caderas y yo por sus hombros. Rocé mis labios con los suyos. Y entonces...
Me desperté.
Al parecer, soy propensa a desmayarme. Y eso fue lo que pasó. John vino a casa, se me declaró y yo me desmayé. El resto es fruto de mi imaginación. Jodida imaginación.
Alex me había tumbado en el sofá y me traía una pastilla. Cuando digo que tengo el mejor hermano del mundo, no miento.
-Por fin despiertas, ya empezaba a preocuparme, no puedes desmayarte así tan continuamente.- se sentó conmigo en el sofá.
-¿Lo siento?
-Déjalo.- me pasó la pastilla y un vaso de agua.- Entonces, ¿ese chico...?
-John, sí.- le corté.
-Sí, eso, antes de marcharse me encargó que te dijese que lo sentía, que quizá sería mejor si no os volvieseis a ver, que se iría de la ciudad o algo así, que aceptaría una beca que le habían dado. Me pareció un poco raro, ¿qué tienes con él?
-¿¡Qué!?- escupí toda la medicina que tenía en la boca.- ¡Tengo que ir a buscar a Bria!
-¡Nik, estás loca!
Pero para entonces yo ya estaba corriendo calle abajo, estaba descalza y notaba el suelo de asfalto debajo de mis pies, pero seguía corriendo. Llegué a casa de Bria, timbré y salió en menos de un segundo.
-¡Sígueme! ¡Rápido!- grité.
-¿Qué? ¿Donde vamos? ¡Estoy en pijama!
-¡Yo también!- yo ya corría calle abajo de nuevo, y sabía que ella no lograría alcanzarme, pero no me detuve.
Corrí, corrí y corrí sin pensar en las consecuencias que esto podría traerme. ¿Y si no era cierto? ¿Y si no se iba? ¿Y por qué hacía yo esto? ¿A caso le quería?
Llegué a su casa y timbré a la puerta unas doscientas veces. Salió su padre.
-¡Chica, chica! ¡Deja el timbre, va a echar humo!
-¡¿Y John?!- le grité.
-Ha ido a entregar los papeles de la beca, ¿qué pasa?
-¡¿La ha aceptado?!
-Sí, ¿por qué?
-¡¡Mierda!!
Volví a correr sin parar hacia el centro de la ciudad. Ni siquiera me aseguré de que Bria me seguía. Pensaba en que en algún momento mis piernas se desprenderían de mi cuerpo y seguirían corriendo solas. Los coches pitaban y la gente se apartaba a empujones. Y entonces me di cuenta. Sí le quería. Y mucho. No para dejarle ir. Había dejado marchar a muchos de los novios que había tenido. Pero no lo haría más.
Llegué a la escuela mayor, corrí hacia la secretaría y allí estaba, el próximo en la fila. Me quedé paralizada hasta que oí como decían "el siguiente" por el altavoz, corrí, corrí y corrí sin pensar, me abalancé sobre el antes de que metiera el sobre en la urna.
-¡No!- le grité.
-¿Nikoline?- sonrió debajo de mi.
-No, no te vayas, no puedes irte, no te vayas por favor, no lo hagas.- dije con lágrimas en los ojos.
-Acabas de impedir que lo haga.
Aquellas palabras entraron directas a mi corazón. Me levanté mientras Bria empezaba a aplaudir y la seguían todos los hombres y mujeres que estaban en aquella sala. Y yo sonreía.
Por fin era feliz.

...

Los últimos días de curso pasaron muy rápidos, como a mi me gusta. John y yo salíamos juntos y ahora teníamos más tiempo para vernos. Bria y yo quedábamos prácticamente todos los días y Alex cuidaba de mí, como siempre.
Por fin todo estaba bien.

...

Espera, espera, ¿creéis que aquí se acaba todo? Oh, por favor, la vida de una chica como yo no puede ser tan fácil, si no, ¿qué tendría de especial?
Queridos, la historia acaba de empezar.